Artrosis del pulgar o Rizartrosis
¿Qué es la rizartrosis?
¿Cuáles son sus causas?
El sobreuso, la edad, la profesión, ciertos deportes, traumatismo o fracturas previas pueden producir la degeneración o desgaste de la articulación de la base del pulgar que se conoce como rizartrosis apareciendo más frecuentemente en mujeres de edad postmenopáusica, con una relación de 6:1 respecto a los hombres. Una causa de que esto ocurra puede ser la laxitud articular, lo que predispone mayormente a mujeres a que padezcan esta patología.
¿Qué síntomas presenta quien que lo padece?
La mayoría de los casos se solucionan espontáneamente, en general realizando un control clínico adecuado hasta los 6 años de edad, más del 90% de los pacientes mejoran sin tratamiento quirúrgico. En aquellos casos que no mejoran de forma espontánea, es necesario abrir quirúrgicamente la polea para que el tendón pueda deslizarse sin obstáculos y se recupere la movilidad del dedo.
La intervención quirúrgica se realiza haciendo un corte en el pliegue de flexión de la base del dedo pulgar para identificar debajo el tendón y la polea. Se corta la polea longitudinalmente para liberar el tendón y se comprueba que el dedo pueda moverse libremente sin que el tendón quede atrapado. Se cierra la herida de piel con un punto intradérmico que se reabsorve solo y no hay que quitarlo. Normalmente dejamos el dedo inmovilizado y la herida tapada durante 15 días.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico de esta patología es fundamentalmente con la exploración clínica, apoyado con pruebas de imagen que nos muestran la afectación de la articulación y signos de artrosis. Las radiografías se suelen usar para confirmar el diagnóstico, aunque la gravedad de los síntomas a menudo no se correlaciona con los hallazgos radiológicos.
¿Cuál es su tratamiento?
El tratamiento de la rizartrosis depende del grado de afectación que produzca y del estadio en que se encuentre la enfermedad.
Este estadio se clasifica en función de la afectación que se observa en las radiografías. En los primeros estadios, lo que se busca con el tratamiento es aliviar el dolor, utilizando fármacos antiinflamatorios y analgésicos bien por vía oral o mediante infiltraciones dentro de la articulación, junto a férulas u órtesis (Metagrip) que mantengan inmovilizado el pulgar.
Los pacientes con enfermedad avanzada o que no responden a terapias más conservadoras, pueden ser candidatos para la reconstrucción quirúrgica. Habitualmente son aquellos pacientes con dolor crónico (> 6 meses), dolor diario y dolor con pequeñas actividades de la vida diaria (abrir un tapón, abrir una puerta…).
Existe una variedad de técnicas quirúrgicas que pueden reducir o eliminar el dolor con una tasa muy elevada de éxito (>90%). El objetivo principal de la cirugía es evitar el dolor, además muchos pacientes logran aumentar el movimiento del pulgar y la fuerza de la mano. Los procedimientos quirúrgicos utilizados son individualizados, y estos dependen del grado de afectación, de la actividad física y laboral del paciente, y de sus características físicas. En el protocolo de selección de la técnica quirúrgica idónea para cada paciente, siempre escogemos aquella técnica menos invasiva o agresiva, para cada paciente en concreto, con el objetivo de acelerar su recuperación.
En Institut de la Ma realizamos todas las técnicas quirúrgicas posibles para el tratamiento de la artrosis de la base del pulgar. Desde técnicas menos invasivas como la artroscopia, para casos con menor afectación articular, hasta el remplazo articular.
En el tratamiento artroscópico de la rizartrosis, mediante 2 pequeñas incisiones, se reseca aquella parte de la articulación dañada por la artrosis y mediante un sistema de suspensión ultrarresistente se evita el contacto entre las superficies óseas dañadas. Este tratamiento permite un postoperatorio más confortable y una más rápida recuperación.
En aquellos casos de artrosis más avanzados, habitualmente el paciente precisa de una sustitución completa de la articulación. En estos casos, en función de las características del paciente, podemos escoger entre remplazar la articulación por una prótesis o la extirpación del hueso artrósico (Trapecio) y la interposición o suspensión del metacarpiano.